Entonces Gea le entregó una hoz de acero muy afilada y cuando al
llegar la noche, Urano se acercó a Gea y la envolvió por todas partes, Crono
cortó de un solo golpe los testículos de su padre y los arrojó detrás de él.
Pierre Grimal
El noble Pedro Abelardo, tras dejar encinta a su bella discípula
Eloísa, recibió la visita más lamentable. El tío de Eloísa, feroz canónigo
llamado Fulberto, mandó a sus sicarios para que castraran al famoso teólogo.
Ello hizo que no dudase Abelardo en tomar los hábitos y recibir la tonsura,
para redimir así el nefando pecado cometido cuyo castigo divino tuvo en la
espada de Fulberto su instrumento. Era en el París del siglo XII. Pero no era
Pedro Abelardo el primer castrado insigne. Ya lo fueron, Narsete, general de
Justiniano, el exégeta Orígenes y el mismísimo Urano, abuelo de los dioses.
La castración fue asumida desde tiempo inmemorial como uno de los más
graves castigos ejercibles. No sólo utilizable sobre los prisioneros de guerra,
sino como privilegio concedido al marido que sorprendiese a hombre ajeno en
lecho propio y copulando con su esposa legítima. Así lo refiere Covarrubias:
Privadamente la hacía el hombre casado, satisfaciéndose del que le
había puesto el cuerno con su mujer, si no lo quería matar.
Y de la misma manera amenaza Marcial a un jovenzuelo presto a gozar con
casadas:
Serán gentes armadas por la esposa del tribuno, pequeño Hyle,
y el suplicio será tal, que debes temer como un niño.
Ay tú, que todavía juegas, de castrar me dices ahora
que no es lícito: ¿el qué? lo que tú haces, Hyle, ¿sí está permitido?
Pero la amputación de las glándulas genitales -ya sean testículos,
clítoris, ovarios- causa distintos efectos según sea el momento de su
ejercicio. La castración prepuberal frena generalmente el proceso hormonal.
Así, en el hombre suelen quedar los caracteres sexuales fijos: el pene mengua
su desarrollo, la pilosidad decrece, se tiende a la obesidad, el ensanchamiento
de las caderas, la voluminosidad de las nalgas, la ausencia de caracteres
secundarios, el timbre de voz se atipla, la esperanza de vida se establece
alrededor de los cuarenta y cinco años y se posee un prematuro aspecto anciano.
La castración realizada en adultos permite mantener una apariencia de
virilidad. Vallejo-Nágera distingue al menos tres tipos de castrados masculinos: un tipo
femenino y desproporcionado; otro alto y de grandes extremidades; y un tercero
apenas deforme. Dependiendo de la gravedad de la castración, puede el capón
mantener erecciones. En la mujer, era común en la época dorada musulmana la
extirpación del clítoris (ablación) para evitar el placer, así se aseguraban
los maridos desconfiados el goce unilateral y reprimían (o así lo creían) la
posibilidad del adulterio. Algunos autores de la época justifican la ablación
con fines terapeúticos, en aquellas mujeres afectadas de hipertrofia (así
refiere un cirujano cordobés del siglo décimo que habla de mujeres dotadas de
un clítoris descomunal que en erección semejaba un pene y eran capaces de
copular con él). Aún se practica esta costumbre en algunos países musulmanes al
cumplir la niña nueve años. En Europa era usual para sanar a las muchachas
enfermas de hipermasturbación. Covarrubias refiere la introducción de la
ablación a un tal Andrómito, rey de Lidia, para mayor vicio y continuo uso
dellas.... Pero es a Semíramis, la reina asiria fundadora de Babilonia, a
quien la leyenda atribuye esta práctica.
La castración ha sido fruto de distintas motivaciones. Desde el
sacrificio (para acceder a altos cargos en la corte egipcia, sectas de sacerdotes,
o para mantenerse en una castidad inevitable) y el castigo (los guerreros
cristianos hechos prisioneros en al-Andalus terminaban como guardianes del
harén especializados en servicios domésticos, felaciones y cunilingus), hasta cierta
castración voluntaria relacionada con dos aspectos fundamentales: el cambio de
sexo y la tradición afeminada en el teatro y el canto. Al-Andalus fue
especialista en operaciones de cambio de sexo y mantenía verdaderas factorías
de castrados en las cercanías de Almería, según refiere Eslava Galán. Éste toma
de al Muqaddasi la narración de una operación:
Se le cortaba el pene de un tajo, sobre un madero. Después se le
hendían las bolsas y se les sacaban los testículos (...). Pero a veces el
testículo más pequeño escapaba hacia el vientre y no se extirpaba, por lo que
éstos tenían después apetito sexual, les salía barba y eyaculaban (...). Para
que cicatrizara la herida se les ponía durante unos días un tubo de plomo por
el que evacuaban la orina.
En cuanto a la costumbre de conseguir voces atipladas, en aquellos
niños que despuntaban en facultades para el canto, se realizaba la castración
para lograr un timbre de voz agudo y potente. Se dio sobre todo en Italia y
España, siendo sus finalidades los coros de la Capilla Sixtina del Vaticano y
el de los Seises de la Catedral de Sevilla. Así conservaban voces de contralto
y soprano capaces de registros portentosos que podían abarcar tres escalas y
media. Ya en el año 325, el Primer Concilio de Nicea prohibió la castración, como lo había hecho la Lege Corneliae de Domiciano, al extenderse el negocio de
los pueri delicati (niños castrados para su uso en gineceos). Sería León XIII
(1877-1903) quien prohibiese la utilización de castrados en el Vaticano.
Moreschi uno de los últimos castrati murió en 1922.
La castración ha tenido varias formas de ejecución. Desde la
extirpación radical referida por al Muqaddasi, al maznamiento (estrujamiento o
quemazón) que describe Covarrubias, el cual consistía en el desmenuzamiento
manual de los testículos. O las castraciones accidentales que aparecen en las
Partidas de Alfonso X, donde también es definida la castración: los que
pierden por alguna ocasión que les aviene, aquellos miembros que son menester
para engendrar: así como si alguno saltase algún seto de palos, que trabase en
ellos, y que los rompiese; o que se los arrebatase algún oso, o puerco, o can,
o que se los cortase algún hombre, o que se los sacase, o por otra manera
cualquiera los perdiese. Para finalizar, la castra ción ha sido también uso
propio del masoquismo, o la febrilidad religiosa extrema: los hijras hindúes se
vestían con ropas de mujer y reclutaban niños para su correspondiente castra;
la secta de los Skoptzys rusos se castraban para así no pecar contra el sexto
mandamiento y hacer uso indebido de su cuerpo. Posiblemente ello se
deduzca de un pasaje del Nuevo Testamento (Mateo, 19,12): Et sunt eunnuchi,
qui se pisos castraverunt propter regnum coelorum. Hay eunucos que se
castraron por el reino de los cielos.
Alfonso Salazar
BIBLIOGRAFIA
Historia secreta del sexo en España. Juan Eslava Galán. Ed. Temas de Hoy
SA. Madrid,1991.
Enciclopedia del Erotismo. Camilo José Cela, Ed. Destino SA.
Barcelona,1990.
Una de legislación comparada. Inocencio Albo Sañudo. Revista Noviembre
nº 8. Oviedo,1992.
La Santa Biblia. AAVV. Ed. Paulinas. Madrid, 1979.
Pequeños epigramas latinos versionados. Ausonio de Oviedo. Ed. Vértigo,
1995.
Tifa's Tongate Tifa's Tifa's Tifa's Tifa's Tifa Tifa's Tifa
ResponderEliminarTifa's Tifa's Tifa Tifa's Tifa titanium vs ceramic Tifa's Tifa Tifa's Tifa's Tifa's revlon titanium max edition Tifa Tifa's Tifa titanium wood stove Tifa's Tifa's Tifa's Tifa's Tifa's Tifa's Tifa's Tifa's Tifa's Tifa's Tifa's stiletto titanium hammer Tifa's Tifa's Tifa's Tifa titanium post earrings