Aunque perteneciente a la edición del muy reciente octavo Erizo (Erizo20), el colorido de las ilustraciones nos obliga a colocarlo en este blog, ya que la edición en papel nos obligó a su reproducción en blanco y negro. Tropezamos en la web con esta pequeña joya soviética, y metimos las imágenes -no muy cuidadas- en nuestro taller para restaurarlas. Aquí tenéis LOS ALEGRES SOVIETS.
LOS ALEGRES SOVIETS
La imagen histórica del régimen soviético es de un profundo oscurantismo, donde el sexo fue brutalmente reprimido. Y así lo cuentan los testimonios de qué sucedió en aquella unión de repúblicas, donde la obsesión por la creación de un "hombre nuevo" conllevaba desechar el amor romántico y la vida sexual como un concepto burgués. Pero en un principio, el sexo fue tratado por las Juventudes Comunistas como una satisfacción más que había que atender, como el hambre o el sueño, eso sí, desmitificando el asunto.
Fue
el momento de las manifestaciones nudistas y la exaltación del amor libre, la
abolición de los celos y de la familia, del matrimonio burgués, a lo que se
sumaba en el caos, la propiedad estatal de las mujeres mayores de 18 años. Pero
hubo que darle la vuelta a la tortilla dadas las consecuencias (escalada de los
abortos, de la orfandad, utilización de los divorcios como un uso económico)
que empañaban la creación del "hombre nuevo". Klara Zetkin lo expresó
de esta manera: "La ausencia de
control en la vida sexual es un fenómeno burgués. La revolución necesita una
concentración de fuerzas. Los excesos salvajes en la vida sexual son síntomas
reaccionarios. Necesitamos mentalidades sanas". Surge así una nueva
involución que plasmó el régimen estalinista en su concepto de virtud. Se
recuperó el concepto de familia, pero como una delegación estatal cuya
responsabilidad era la formación ideológica de las nuevas generaciones
comunistas. La familia será entonces la "unidad de producción humana"
para aumentar la natalidad y expandir la población de los soviets.
Pero
en 1931, Serguéi Dmítriyevich Merkúrov, quien fue Artista del Pueblo de la URSS
y director del Museo Pushkin de Moscú, ilustra un alfabeto para luchar contra
el analfabetismo entre el campesinado, parece ser. Merkúrov está considerado el
más importante maestro soviético de máscaras mortuorias y destacó en su faceta
de escultor monumental, y firmó los tres mayores monumentos dedicados a Iósif
Vissariónovich Dzhugashvili, el camarada Stalin.
Para
ello, se inspiró en la imaginería grecolatina, con escenas de sátiros, cupidos,
penes volanderos, cuerpos atléticos, seres alados, coronas de laurel mezcladas
con las de reyes sicalípticos, referencias homosexuales y ciertos toques de excitantes
medias art decó. Una original manera
de aprender cirílico.
Alfonso Salazarmendías
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