domingo, 19 de enero de 2014

PARCIALIDAD DEL EROTISMO

En la actualidad, frente a producciones literarias o cinematográficas desbocadas, en lugar de invocar la virtud como en otros tiempos, se pretende distinguir entre lo erótico y lo pornográfico. Hay una nueva forma de hipocresía que consiste en decir: si esta novela (o esta película) fuera erótica yo aplaudiría su calidad; pero como es pornográfica la rechazo con indignación.

Este razonamiento es tanto más inapropiado por cuanto nadie consigue explicar la diferencia. La pornografía es la descripción pura y simple de los placeres carnales; el erotismo es la misma descripción revalorizada, en función de una idea del amor o de la vida social. Todo aquello que es erótico es necesariamente pornográfico, por añadidura. Es mucho más importante distinguir entre lo erótico y lo obsceno. En este caso se considera que es erotismo todo aquello que vuelve la carne deseable, la muestra en su esplendor o florecimiento, inspira una impresión de salud, de belleza, de juego placentero; mientras que la obscenidad devalúa la carne, que así se asocia con la suciedad, las imperfecciones, los chistes escatológicos, las palabras sucias.

Debe distinguirse la novela que contiene pasajes eróticos, de la novela erótica propiamente dicha, que tiene por tema el acto sexual con todas sus variantes. La primera evoca libremente la sexualidad porque su autor piensa que los personajes privados de dicho resorte fundamental estarían incompletos; pero de todos modos sirve a un plan más vasto. La segunda sólo expresa la sexualidad, y nada más; y ello con el objetivo de excitar al lector. No puede calificarse de «novela erótica» el Ulises de James Joyce, a pesar del monólogo final de la señora Bloom, porque es, ante todo, una novela metafísica de los bajos fondos: bajos fondos de la ciudad (cuando el héroe atraviesa el barrio caliente de Dublín), bajos fondos del lenguaje, bajos fondos de la conciencia humana. Las novelas de Sade, por el contrario, son eróticas, escritas para saciar una excitación sexual furiosa, y, llegado el caso, trasmitirla a otro.


Sarane Alexandrian (Historia de la Literatura Erótica)


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